Nestor y Arnaud

Nestor y ArnaudNuestra Historia con Caritas Abancay

Abancay en Perú ha sido nuestro hogar durante estos dos primeros meses de 2018 y lo será hasta finales de marzo cuando tomaremos rumbo a ecuador. Al llegar, después de una bonita acogida de parte de los miembros de Caritas, nos instalan en el centro de rehabilitación Ana Margaret que está recién renovado muy bonito. Está en unza zona muy tranquila y tenemos nuestra propia habitación donde instalarnos y trabajar.

 

Es entonces cuando nos dan la responsabilidad de las “Vacaciones útiles” de Caritas Abancay. Todas las tardes los chicos venían a aprender divirtiéndose con nosotros. Tal era la motivación de los niños que en tan sólo dos días tuvimos que cerrar las inscripciones porque ya había ochenta inscritos y nosotros éramos tan solo dos. Por suerte tuvimos a varios voluntarios que nos ayudaron a gestionar a tantos niños. Entre ellos estuvieron Baptiste y Clément, a quienes damos las gracias porque que vinieron desde Francia a ayudarnos y visitarnos, así como a Oscar, Anita, América, Milagros y a la profesora de inglés Clisbeth.

Aunque haya sido una experiencia increíble, ochenta niños fue seguramente demasiado para las primeras semanas. Por un lado, como son tantos, no podemos pasar tanto tiempo como nos gustaría dando explicaciones individuales y, en vez de eso, nos pasamos la mayor parte de nuestro tiempo controlándolos. Por lo tanto, las actividades avanzan mucho más lentas.

Cuando acabamos las “Vacaciones útiles” pasamos a realizar la misma labor, pero en la Aldea Infantil. Allí pasamos todas las tardes de 2 a 6 dando apoyo escolar y actividades científicas, así como haciendo deportes con ellos.

Pero durante estos tres meses no solo hemos dado clases. También hemos podido visitar un poco el país. Una de las primeras semanas acompañamos al personal de Cáritas hasta Puerto Maldonado: una ciudad en la magnífica selva amazónica. Allí fue donde dimos la bienvenida al Papa Francisco. ¡Fue una experiencia inolvidable! También nos adentramos en las profundidades de la selva. Pero sin ir tan lejos como a Puerto Maldonado. A sólo algunas horas de Abancay se encuentra una de las ciudades más turísticas del continente, Cuzco, desde la cual, llegamos al famoso Machu Pichu.Y todavía más cerca de Abancay se encuentra el Santuario sagrado del Ampay. Por último, pasamos tres días en el parque nacional del Choquequirao que nos pareció mil veces mejor que el Machu Pichu por los paisajes, las caminatas y sobre todo por la cantidad de turistas.

Hay miles de paisajes y lugares que visitar en este país. Pero la cultura local es algo digno de admirar. Hemos podido vivir inmersos en su cultura durante meses. Pero si tuviésemos que elegir una tradición que recomendarles es el famoso carnaval abanquino. Con las fiestas de agua, el típico zapateo, sus trajes típicos y sus tradiciones, este no se parece a ningún carnaval que hayamos visto antes. Lo que más nos divirtió fue la Yunsa. Se trata de una fiesta que se organiza en cada pueblo donde se baila toda la tarde alrededor de un árbol. Cada pareja a su turno debe cortar un poco de dicho árbol hasta que por fin cae. Hacerlo caer es un gran honor para cualquier abanquino, pero tiene una contrapartida. Al que haga caer el árbol le toca plantar uno para el año siguiente y le tocará además hacerse cargo de toda la organización y el costo de la próxima Yunsa.

Estas son algunas de las cosas que más nos han marcado de estos dos meses en Perú. Damos las gracias a Caritas Abancay por la acogida que nos han brindado y porque nos hayan permitido realizar nuestro proyecto aquí con los niños abanquinos. Volveremos sin duda algún día.

Atentamente,

Nestor HERNADEZ DE LA TORRES
Arnaud LE TIEC